Festividad de Señor Santiago


-¡Niño levántate!, vamos a cortar las hojas para hacer los tamales- exclamó Doña Chon temprano por la mañana- tenemos que hacer los tamales para la fiesta de Señor Santiago.
Al escuchar las palabras de la señora Concepción me levanté de imediato tratando de vencer el sueño, recogí mis cobijas, me lavé la cara y me dispuse a acompañarla al platanar.
Caminamos por las calles del Paso hasta un terreno a la orilla del río Marquelia, en el terreno se hallaba una pequeña huerta de plátanos.
-Te voy a enseñar a cortar las hojas para hacer los tamales, primero debes cortar la hoja de la parte de abajo y después resbalar el machete a lo largo de la hoja para quitarle la vena-dijo la señora Concepción mientras cortaba las hojas de plátano con el machete en mano haciéndolo parecer cosa fácil.
Tocó mi turno para cortar las hojas y no conseguí cortar una hoja entera hasta el séptimo intento, es impresionante la habilidad de Doña Chon para cortar las hojas de los tamales, lo hace parecer tan sencillo.
Después de varios minutos e intentos logré mejorar la técnica y entre Doña Chon y yo logramos llenar dos bandejas grandes con hoja de plátano. -Yo creo que con esas alcanza, vámonos de regreso para empezar a extender la masa, si no se nos va a hacer más tarde- dijo Doña Chon al ver las bandejas con las hojas dobladas en el interior.
Caminamos de regreso a la casa y al llegar Mary ya tenía preparado el pollo con mole para el relleno de los tamales, y la masa de maíz recién molida. La masa es algo que no puede faltar en casa de Mary y su mamá, Doña Chon, el maíz es la materia prima para elaborar tortillas, picaditas, memelas de manteca y por supuesto los tamales.
Sin perder el tiempo Doña Chon y yo nos pusimos a cortar las hojas de plátano en pedazos más pequeños, del tamaño suficiente para albergar dentro de sí un suculento tamal de pollo con mole.
-Pásame las hojas, vámos a tostarlas en la lumbre- me dijo Doña Chon una vez que habíamos cortado todas las hojas en pedazos más pequeños.
Llevé las hojas a la cocina, Doña Chon tomó uno a uno los trozos de hoja y los comenzó a tostar sobre un comal de barro al que ella misma dio forma con sus manos. Mientras tostaba las hojas comenzamos a platicar y me comentó- Cada año yo doy una olla de tamales para la fiesta de Santiaguito, las capitanas y el mayordomo tienen la obligación de dar más tamales, yo aunque no tengo obligación me gusta darlos para agradecerle y festejarlo, además este año le tocó a mi hijo Toño ser el mayordomo y quiero ayudarlo en ese compromiso...

Cada año el primero de agosto se celebra en Tepantitlán a Santiago Apostol, en la fé católica de muchos de los habitantes de Tepantitlán, esta es una de las fiestas más importantes y gran parte de los habitantes del pueblo cooperan para poder celebrar al santo como se merece.

A eso de la una de la tarde comenzó a tocar la música en la casa de Don Toño, el mayordomo de la fiesta este año. A dicha hora comenzaron a darse cita en casa del mayordomo los devotos de Señor Santiago, al ritmo de la música comenzaron a bailar hombres y mujeres de todas las edades.
Las mujeres llegaron ataviadas con blusas típicas de la región de la Costa Chica con llamativos bordados, los hombres en su mayoría con camisa, jeans y botas vaqueras.
La cosa se puso interesante cuando el tradicional "Chile frito" comenzó a tocar las chilenas de la región: la iguana, el toro meco, el toro rabón, la sanmarqueña y otras más. Al escuchar el ritmo de la costa los invitados a la fiesta comenzaron a bailar, pues como dice doña Chon "acá somos de gusto".
En un cuarto de la casa del mayordomo cuidadosamente adornado con arreglos florales yace Santiago Apóstol en forma de dos estatuillas y una imágen enmarcada.

Ha llegado la hora de visitar las casa de los devotos de Santiago Apóstol, el mayordomo y su familia toman las imágenes y seguidos de una multitud desfilan por las calles del pueblo en una procesión que al son que toca el Chile frito hace olvidar por un momento el intenso calor que emana del sol.
 En cada casa del pueblo que visita Santiago Apóstol las mujeres y los hombres bailan al son de la música haciendo de la procesión un verdadero ambiente festivo. En compensación por haber recibido al santo en su morada, el dueño de la casa reparte a los invitados agua de jamaica, refrescos y cerveza, con este intenso calor todo líquido bebible es una verdadera bendición.

La procesión se asegura de llevar a Santiago Apóstol a todas las casas de los devotos dispuestos a recibirlo, y como escala obligada también está la Parroquia del pueblo, donde el mayordomo agradece el honor de ser una persona tan importante en la festividad.

Finalmente la procesión regresa bailando a casa del mayordomo, en el patio danzan los diablitos con sus máscaras y su ropa desgarrada, las mujeres también bailan luciendo sus coloridos atuendos  mientras muchos comienzan a retirarse para prepararse e ir a la monta de toros y el baile que tendrá lugar en la cancha deportiva más tarde.

Son como las cinco de la tarde y Doña Chon prepara ya los tamales de pollo que ha de repartir en unos minutos en el jaripeo, mientras la abuela Irene (madre de Doña Chon y abuela de Mary) cubierta por un vestido muy elegante fuma su grueso puro de tabaco de Ometepec -Aquí ya nadie siembra tabaco aunque la tierra es buena, son flojos y no siembran- dice con un gesto que expresa cierta molestia.
Cae la tarde en la cancha deportiva del Paso y comienza la monta de toros, Doña Chon reparte tamales a los presentes, los jóvenes observan atentos a los jinetes que osan desafiar a los  toros y al final de la noche los que disfrutan del baile se quedan hasta el final para lucir sus mejores pasos y los demás se van a su casa a descansar y esperar la fiesta patronal de San Nicolás Tolentino dentro de un mes.





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